Los 10 mejores destinos turísticos en México para una semana

México es un país lleno de diversidad, cultura, historia y naturaleza. Cada rincón de este país ofrece algo único y especial para los viajeros que buscan vivir experiencias inolvidables. Si tienes una semana para conocer algunos de los mejores lugares turísticos de México, te proponemos esta lista con 10 opciones que te encantarán.

1. Chichén Itzá (Yucatán)

Chichén Itzá es la ciudad maya más famosa del mundo y una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno. Aquí podrás admirar el impresionante Templo de Kukulkán, el gran Juego de Pelota, el Observatorio Astronómico y otros edificios que muestran la sabiduría y el arte de esta antigua civilización. Chichén Itzá es un lugar que te transportará al pasado y te hará sentir la magia de México.

Costo promedio por día para dos personas: 2.900 pesos mexicanos (145 dólares)

2. Cancún e Isla Mujeres (Quintana Roo)

Cancún es el destino turístico más popular de México y uno de los más visitados del mundo. Su fama se debe a sus hermosas playas de arena blanca y agua turquesa, su clima tropical, su vida nocturna y su oferta de actividades para todos los gustos. Desde Cancún puedes tomar un ferry a Isla Mujeres, una pequeña isla paradisíaca donde podrás relajarte, nadar con delfines, bucear en el arrecife de coral o visitar el Museo Subacuático de Arte.

Costo promedio por día para dos personas: 10.000 pesos mexicanos (500 dólares)

3. Ciudad de México

La capital de México es una de las ciudades más grandes y vibrantes del mundo. Aquí encontrarás una mezcla de historia, cultura, arte y modernidad. Podrás visitar el Zócalo, la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el Templo Mayor, el Castillo de Chapultepec, el Museo Nacional de Antropología, el Museo Frida Kahlo y muchos otros lugares emblemáticos. También podrás disfrutar de la gastronomía mexicana, el folclor y la diversidad que caracterizan a esta ciudad.

Costo promedio por día para dos personas: 3.000 pesos mexicanos (150 dólares)

4. Oaxaca

Oaxaca es uno de los estados más ricos en cultura y tradición de México. Su capital homónima es una ciudad colonial declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Aquí podrás admirar su arquitectura, sus iglesias, sus mercados y sus museos. Además, podrás degustar su famosa comida, como los moles, los tamales, el chocolate y el mezcal. Oaxaca también es famosa por sus fiestas y celebraciones, como la Guelaguetza y el Día de Muertos.

Costo promedio por día para dos personas: 1.500 pesos mexicanos (75 dólares)

5. Guadalajara (Jalisco)

Guadalajara es la segunda ciudad más grande de México y la cuna del mariachi, el tequila y la charrería. Es una ciudad que combina lo tradicional con lo moderno, lo urbano con lo natural. Podrás visitar su centro histórico, donde se encuentran la Catedral, el Teatro Degollado, el Hospicio Cabañas y otros edificios emblemáticos. También podrás conocer sus parques, sus museos, sus plazas y sus mercados. Y no te puedes perder su gastronomía, como las tortas ahogadas, las birrias y las jericallas.

Costo promedio por día para dos personas: 2.000 pesos mexicanos (100 dólares)

6. San Miguel de Allende (Guanajuato)

San Miguel de Allende es uno de los Pueblos Mágicos más bellos y encantadores de México. Su centro histórico es una joya colonial que conserva su ambiente bohemio y artístico. Podrás pasear por sus calles empedradas, admirar su colorida arquitectura, visitar su Parroquia de San Miguel Arcángel, su Jardín Principal y sus galerías de arte. También podrás disfrutar de su clima templado, su gastronomía y su vida cultural.

Costo promedio por día para dos personas: 2.500 pesos mexicanos (125 dólares)

7. Puerto Vallarta (Jalisco)

Puerto Vallarta es uno de los destinos turísticos más completos y variados de México. Se trata de una ciudad costera que ofrece playas espectaculares, montañas verdes, ríos caudalosos y una bahía impresionante. Podrás practicar todo tipo de actividades acuáticas, como nadar, surfear, bucear o pescar. También podrás explorar su centro histórico, donde se encuentra el Malecón, la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y otros atractivos. Y no te olvides de probar su comida típica, como los tacos de pescado o los camarones al tequila.

Costo promedio por día para dos personas: 3.500 pesos mexicanos (175 dólares).

8. Tulum (Quintana Roo)

Tulum es uno de los lugares más mágicos e increíbles de México. Se trata de una antigua ciudad maya que se ubica frente al mar Caribe, rodeada de selva y cenotes. Aquí podrás visitar las ruinas arqueológicas que se asoman al acantilado, como el Castillo o el Templo del Dios Viento. También podrás disfrutar de sus playas paradisíacas, como Playa Paraíso o Playa Pescadores. Y no te puedes perder la oportunidad de nadar en alguno de sus cenotes naturales, como el Gran Cenote o el Cenote Dos Ojos.

Costo promedio por día para dos personas: 4.000 pesos mexicanos (200 dólares).

9. Cabo San Lucas (Baja California Sur)

Cabo San Lucas es uno de los destinos turísticos más famosos y exclusivos de México. Se ubica en el extremo sur de la península de Baja California, donde se encuentran el mar de Cortés y el océano Pacífico. Aquí podrás disfrutar de sus espectaculares playas, como El Médano o El Arco, donde podrás ver leones marinos y ballenas. También podrás practicar deportes acuáticos, como surf, kayak o snorkel. Y no te puedes perder su vida nocturna, sus restaurantes y sus tiendas.

Costo promedio por día para dos personas: 6.000 pesos mexicanos (300 dólares)..

10. Guanajuato (Guanajuato)

Guanajuato es una de las ciudades coloniales más hermosas y pintorescas de México. Su centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO y está lleno de callejones, plazas, iglesias y monumentos. Aquí podrás visitar el Teatro Juárez, el Museo de las Momias, la Alhóndiga de Granaditas y la Universidad de Guanajuato. También podrás disfrutar de su ambiente cultural, sus festivales, sus leyendas y sus tradiciones.

Costo promedio por día para dos personas: 1.500 pesos mexicanos (75 dólares).

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Las 10 metáforas de la muerte más bonitas

La muerte es un tema que nos fascina y nos aterra a la vez. Es el misterio más grande de la existencia y el destino inevitable de todos los seres vivos. A lo largo de la historia, los escritores, los poetas, los artistas y los filósofos han intentado expresar su visión de la muerte con diferentes recursos literarios, entre los que destacan las metáforas. Las metáforas son figuras retóricas que consisten en comparar una idea con otra que se le parece por algún aspecto, sin usar palabras como «como» o «parece». Por ejemplo, cuando decimos «tus ojos son dos estrellas», estamos usando una metáfora para decir que tus ojos son muy brillantes y bonitos.

Las metáforas nos ayudan a entender mejor la realidad y a darle un sentido más profundo y poético. En el caso de la muerte, las metáforas nos permiten expresar nuestros sentimientos, nuestras creencias, nuestros miedos y nuestras esperanzas ante el final de la vida. Hay muchas metáforas de la muerte, pero algunas son más bonitas que otras. Aquí te presentamos las 10 metáforas de la muerte más bonitas que hemos encontrado, acompañadas de un poema que las ilustra:

  1. El sueño eterno: esta metáfora se refiere a la muerte como un estado de inconsciencia permanente, similar al sueño. Es una forma de ver la muerte como un descanso y una paz después del cansancio y el dolor de la vida. También implica una cierta esperanza de que quizás haya algo más allá del sueño, como un despertar o un sueño lúcido.

No llores si me amas, si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo. Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos. Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes y los campos eternos, y las nuevas sendas por donde yo camino. Si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen. ¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y a amarme en el país de las inmutables realidades? Créeme. Cuando la muerte venga a romper las ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz. Ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

(San Agustín)

  1. El viaje sin retorno: esta metáfora se refiere a la muerte como un desplazamiento definitivo a otro lugar desconocido, del que no se puede volver. Es una forma de ver la muerte como una aventura y una exploración de lo desconocido. También implica una cierta curiosidad y un deseo de saber qué hay al otro lado.

Me voy de viaje
sin maleta ni pasaporte
sin billete ni equipaje
sin destino ni transporte.

Me voy de viaje
sin mapa ni brújula
sin guía ni compañía
sin prisa ni fórmula.

Me voy de viaje
sin miedo ni duda
sin pena ni gloria
sin ruido ni multitud.

Me voy de viaje
sin saber dónde ni cuándo
sin volver atrás ni adelante
sin quedarme ni marcharme.

Me voy de viaje
a la aventura más grande
a la sorpresa más bella
a la respuesta más clara.

Me voy de viaje
a encontrarme conmigo mismo
a descubrir lo que soy
a vivir lo que he soñado.

  1. La luz al final del túnel: esta metáfora se refiere a la muerte como una transición hacia una realidad más luminosa y espiritual, después de atravesar una zona oscura y difícil. Es una forma de ver la muerte como una liberación y una iluminación, como el paso a un nivel superior de existencia. También implica una cierta fe y una confianza en que hay algo bueno esperando al final.

He visto la luz al final del túnel
y he sentido una paz infinita.
He dejado atrás la oscuridad y el dolor
y he entrado en la claridad y el amor.

He visto la luz al final del túnel
y he escuchado una voz dulce y suave.
He reconocido su rostro y su nombre
y he abrazado a mi Padre celestial.

He visto la luz al final del túnel
y he encontrado un sentido a mi vida.
He comprendido el plan y el propósito
y he cumplido mi misión y mi destino.

He visto la luz al final del túnel
y he alcanzado la felicidad eterna.
He recibido el premio y la corona
y he gozado de la gloria y la gracia.

  1. El renacimiento: esta metáfora se refiere a la muerte como un cambio de forma o de estado, que implica una continuidad de la vida en otra manifestación. Es una forma de ver la muerte como una transformación y una evolución, como parte de un ciclo natural y eterno. También implica una cierta aceptación y una armonía con el orden cósmico.

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma sin que los labios rían;
mientras se llora sin que el llanto acuda a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

(Gustavo Adolfo Bécquer)

  1. El encuentro con los seres queridos: esta metáfora se refiere a la muerte como una reunión con las personas que han fallecido antes que nosotros y que nos han dejado un vacío en el corazón. Es una forma de ver la muerte como una oportunidad de reencontrarnos con nuestros seres queridos y de recuperar lo que perdimos. También implica un cierto amor y una nostalgia por los que se fueron.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.

Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Abre las puertas, quita los cerrojos,
abandona las murallas que te protegieron,
vive la vida y acepta el reto,
recupera la risa, ensaya un canto,

baja la guardia y extiende las manos,
despliega las alas e intenta de nuevo,
celebra la vida y retoma los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
porque ellos están esperando por ti,
porque ellos son tu luz y tu guía,
porque ellos son tu familia,
porque ellos son tu amor,
porque ellos son tu vida.

(Mario Benedetti)

  1. El regreso a casa: esta metáfora se refiere a la muerte como un retorno al origen o al lugar al que pertenecemos. Es una forma de ver la muerte como un regreso a nuestra esencia o a nuestra verdadera naturaleza, como un reencuentro con nuestra identidad más profunda. También implica un cierto sentido de pertenencia y de seguridad.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!*

(Gustavo Adolfo Bécquer)

  1. La mariposa: esta metáfora se refiere a la muerte como un proceso de metamorfosis o de cambio radical, que implica pasar de un estado inferior a uno superior. Es una forma de ver la muerte como un paso necesario para alcanzar nuestra plenitud o nuestra belleza, como una liberación de nuestras limitaciones o nuestras ataduras. También implica un cierto optimismo y una admiración por el cambio.

Era una oruga fea y gris
que arrastraba su cuerpo por el suelo.
Soñaba con ser una mariposa
y volar libre por el cielo.

Un día se hizo un capullo
y se quedó dormida dentro.
Pasaron muchas lunas y muchos soles
y nadie supo de su secreto.

Hasta que un día de primavera
el capullo se abrió con un estallido.
Y de él salió una mariposa
de mil colores y brillo.

La mariposa extendió sus alas
y sintió el viento en su pelo.
Y se elevó por el aire
feliz de cumplir su sueño
.

  1. La estrella: esta metáfora se refiere a la muerte como una transformación en un cuerpo celeste o en un punto luminoso en el cielo nocturno. Es una forma de ver la muerte como una elevación o una ascensión hacia lo divino o lo sublime, como una inmortalización o una trascendencia de nuestra existencia terrenal. También implica un cierto orgullo y una inspiración para los que quedan.

No te mueras con tus muertos,
vive con ellos en tu corazón.
No los entierres en el olvido,
sino en la memoria y el amor.

No los llores con amargura,
sino con gratitud y esperanza.
No los sepultes en la tierra,
sino en el cielo y la distancia.

No los pierdas en la nada,
sino en la luz y la eternidad.
No los busques en la sombra,
sino en la estrella que más brilla.

  1. La flor: esta metáfora se refiere a la muerte como un fenómeno natural y temporal, que implica pasar por diferentes etapas o fases hasta llegar al final del ciclo vital. Es una forma de ver la muerte como algo inevitable e ineludible, pero también como algo bello y delicado, como parte de la naturaleza y su armonía. También implica un cierto respeto y una admiración por la vida.

Como una flor que se marchita
se fue apagando tu existencia.
Como una flor que se deshoja
se fue cayendo tu presencia.

Como una flor que se perfuma
dejaste un aroma en el ambiente.
Como una flor que se ilumina
dejaste un color en mi mente
.

Como una flor que se renueva
volverás a brotar en otra primavera.
Como una flor que se transforma
volverás a vivir en otra manera.

  1. El ángel: esta metáfora se refiere a la muerte como una transformación en un ser alado o en un mensajero divino. Es una forma de ver la muerte como una misión o un propósito superior, como un servicio o un cuidado hacia los demás desde el más allá. También implica un cierto altruismo y una bondad hacia los vivos.

Cuando te fuiste de este mundo
no te dije adiós, sino hasta luego.
Porque sé que no te has ido del todo,
sino que te has quedado cerca.

Cuando te fuiste de este mundo
no te perdí, sino que te gané.
Porque sé que no me has dejado solo,
sino que me has acompañado siempre.

Cuando te fuiste de este mundo
no te lloré, sino que te sonreí.
Porque sé que no estás triste,
sino que estás feliz.

Cuando te fuiste de este mundo
no te olvidé, sino que te recordé.
Porque sé que no eres pasado,
sino que eres presente.

Cuando te fuiste de este mundo
no te moriste, sino que naciste.
Porque sé que no eres humano,
sino que eres ángel.

Estas son algunas de las metáforas más bonitas que hemos encontrado sobre la muerte, acompañadas de un poema que las ilustra, pero seguro que hay muchas más. ¿Qué te parecen? ¿Cuál te gusta más? ¿Conoces alguna otra? ¿Te animas a crear tu propia metáfora sobre la muerte? Recuerda que las metáforas son formas creativas y personales de expresar lo que pensamos y sentimos sobre algo tan complejo e inefable como la muerte.

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